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A pesar de haber ratificado la Convención contra la Tortura en 1996, Malawi afronta muchas dificultades a la hora de respetar e implementar las normas de derechos humanos en su territorio. Los homicidios ilegítimos y el uso de la tortura persisten con impunidad bajo custodia. Las personas con albinismo son atacadas para conseguir partes de su cuerpo y sufren discriminación y violencia. Viven con miedo, pues se han registrado muchos casos de personas con albinismo a las que han matado con fines rituales y por la creencia supersticiosa de que tener partes de su cuerpo trae suerte en los negocios y la política. El Tribunal Superior ha investigado y enjuiciado estos casos, y se han impuesto condenas a muerte por tales crímenes. Otro problema alarmante es que no se haya abolido la pena de muerte. Los defensores y defensoras de los derechos humanos también son objeto de amenazas de muerte e intimidaciones.