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Senegal disfruta de estabilidad política y seguridad en los últimos decenios. A diferencia de lo ocurrido en sus países vecinos, no se ha producido una intensificación de la violencia como consecuencia del terrorismo. Las reformas jurídicas e institucionales del último decenio han dado lugar a una legislación adecuada contra la tortura. La nueva legislación penal define y prohíbe la tortura de acuerdo con la Convención contra la Tortura. Estos avances son el resultado del continuo trabajo de incidencia desarrollado por la OMCT y la organización senegalesa miembro de su Red SOS-Tortura Rencontre Africaine pour la Défense des Droits de l'Homme (RADDHO), que han presentado continuamente informes alternativos al Comité de la ONU contra la Tortura (CAT) desde que Senegal ratificó la Convención en 1986.
A pesar de todos los esfuerzos del gobierno, persisten algunos problemas importantes, como la impunidad policial en casos de uso excesivo de la fuerza contra manifestantes. Un segundo problema son las condiciones de reclusión, que siguen siendo duras y dan lugar a muertes de bajo custodia como consecuencia de la insalubridad y el hacinamiento en las prisiones. La situación de los niños y niñas de la calle, llamados talibés, viene siendo motivo de preocupación en los últimos decenios. Es un fenómeno todavía generalizado, a pesar de haberse tomado una serie de medidas legislativas y de otra índole.