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Los altos índices de violencia de género contra las mujeres son alarmantes, y el país sigue siendo uno de los lugares más peligrosos del mundo para ellas. En aborto en todos los supuestos está prohibido, y es frecuente que las mujeres y las niñas sean detenidas y condenadas por homicidio tras haber abortado ilegalmente, incluso a pesar de que su vida dependiera del aborto. El Salvador tiene también uno de los índices de homicidio más altos del mundo, debido en particular a la corrupción y la impunidad. Para combatir estos elevados niveles de delincuencia, los agentes encargados de hacer cumplir la ley y el personal penitenciario recurren a menudo a la tortura, incluso contra personas vulnerables, como los niños y niñas de la calle y los de familias rotas. La trata de mujeres y de niñas y niños para su explotación sexual u otros fines es otro problema al que se enfrenta El Salvador a la hora de cumplir sus compromisos internacionales. La impunidad generalizada es una de las principales razones de que la tortura no haya sido erradicada. La OMCT y su Red SOS-Tortura son muy activas en la región. Informan de las amenazas de muerte contra defensores y defensoras de los derechos humanos y piden que se abran con prontitud investigaciones sobre los casos de asesinato.