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En Honduras, fuerzas de seguridad tanto públicas como privadas utilizan de manera habitual la tortura como instrumento de represión y control social. La situación se ha visto agravada por las alarmantes condiciones en materia de seguridad surgidas tras el golpe de Estado de 2009. A día de hoy, el país se caracteriza por presentar uno de los índices de homicidios más altos de la región, e incluso del mundo. La impunidad generalizada oscurece las perspectivas de mejora, en medio de una preocupante tendencia a la militarización de las funciones más básicas del Estado en virtud de políticas de “tolerancia cero” frente a las maras.
La OMCT viene trabajando intensamente con organizaciones y coaliciones locales –entre ellas las organizaciones miembros de nuestra Red SOS-Tortura CPTRT y ACI-Participa, Cáritas San Pedro Sula, Coalición contra la Impunidad y muchas otras– para llamar la atención internacional sobre Honduras, en especial garantizando la colaboración periódica con el Comité contra la Tortura y otros órganos internacionales. Junto con nuestras organizaciones asociadas, vigilamos las condiciones de reclusión en prisiones donde el hacinamiento es muy elevado, propugnamos la limitación del uso de la fuerza y contribuimos a garantizar la protección de las personas defensoras de los derechos humanos. Honduras sigue siendo un país muy peligroso para quienes defienden los derechos humanos, ya que se enfrentan constantemente a represión, criminalización y atentados contra su vida, especialmente en el caso de quienes trabajan cuestiones relativas a la tierra y el medio ambiente, las organizaciones indígenas, las asociaciones de estudiantes y la comunidad LGBTI.