La tortura es un crimen que se comete en la oscuridad, oculto de la mirada pública. Es por esto que se desconoce la cifra exacta de personas que son víctimas de tortura en el mundo. Lo que se sabe, por los testimonios aportados, es que se trata de cifra muy elevada.
En México, las detenciones practicadas por el ejército comportan un 86% de riesgo de tortura. En muchos países, la tortura es un secreto oscuro y habitual en las comisarías de policía y las prisiones. Uno de cada 10 ciudadanos y ciudadanas rusos han denunciado tortura a manos de la policía. En los conflictos armados, la tortura prolifera como un cáncer. A modo de ejemplo, en Siria, según la información disponible, hasta 14.000 personas han muerto torturadas por el gobierno desde 2011.
Quienes sobreviven a la tortura tienen necesidades específicas y urgentes. La primera de ellas es la atención médica, incluida la asistencia psicológica. Por otro lado, también suele tener necesidad de apoyo social, incluso para satisfacer las necesidades básicas de la familia en los casos en las que la víctima es el principal sustento del núcleo familiar. Cuando la vida de la víctima sigue en peligro, la única solución es su reubicación a un lugar seguro, sea dentro o fuera del país.
La ayuda ha de ser rápida y adaptada a cada situación específica. Sin embargo, la mayoría de las veces, las víctimas son personas sumidas en la pobreza, marginadas y sin voz, que desconocen la existencia de centros especializados o que no cuentan con los recursos económicos necesarios para acceder a ellos. Además, las oportunidades de obtener resarcimiento legal por el crimen cometido contra ellas son aún menores.
Un programa único de asistencia urgente
En la actualidad, la OMCT es la única organización no gubernamental internacional que presta asistencia primaria directamente a mujeres, hombres, niñas y niños que han sobrevivido a la tortura. Lo hace por medio de su Fondo para la Asistencia Urgente a las Víctimas de Tortura. Las víctimas pueden ponerse en contacto con la OMCT directamente o ser remitidas a ella por organizaciones locales – a menudo miembros o asociadas de nuestra Red SOS-Tortura– que no disponen de los recursos necesarios para responder por sí mismas. Cada caso se evalúa, verifica y monitorea en colaboración con las organizaciones locales asociadas.
El Fondo interviene sólo en situaciones de urgencia. No tiene ningún centro especializado en atención médica a las víctimas de tortura ni puede financiar tratamientos médicos a largo plazo. Lo que sí hace es facilitar a las víctimas las sumas necesarias para que se les administre el tratamiento primario, a través de organizaciones locales que pertenecen a la Red SOS-Tortura de la OMCT. La rapidez de esta asistencia la convierte en un instrumento esencial para quienes necesitan ayuda urgente.
Asimismo, el Fondo aplica un enfoque holístico, que va más allá de sanar las heridas físicas y psicológicas y combina, por ello, la asistencia médica con la social y la jurídica. Para que una víctima pueda superar el sufrimiento, debe tener acceso a una rehabilitación plena, a una indemnización, a la reintegración social y al castigo del culpable ante un tribunal de justicia. En algunos casos, es necesario ayudar a la persona a conseguir asilo en un tercer país.
En Túnez, dos centros del programa de asistencia SANAD de la OMCT prestan ayuda jurídica, psicológica, social y médica a centenares de víctimas de tortura y a sus familias. El personal del programa desarrolla un programa específico adaptado a las necesidades de cada víctima y trabaja con especialistas en derecho, psicología, medicina y asistencia social de la administración pública y de organizaciones de la sociedad civil especializadas.
¿Es usted una víctima de la tortura que necesita asistencia?
Para solicitudes de asistencia, o para obtener más información acerca de los elementos requeridos por la OMCT para quienes buscan asistencia, descargue el formulario de esta página, y envíelo a victims@omct.org.
