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En Polonia son frecuentes los informes sobre uso excesivo de la fuerza por la policía, incluido el empleo de armas de electrochoque contra personas detenidas que están esposadas o inmovilizadas, a pesar de la que la ley estipula que sólo podrá utilizarse la fuerza para garantizar el cumplimiento de las órdenes policiales. Estas denuncias muestran que no se condena a los agentes acusados de delitos y que, en su mayoría, las personas que han sufrido daños por la acción de la policía sólo pueden obtener justicia si apelan al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y éste se pronuncia sobre su caso. También las minorías son víctimas de represión violenta en el país. Son frecuentes las denuncias de agresión física y discurso de odio contra migrantes de países africanos, asiáticos y árabes y contra personas romaníes y ucranianas. Las personas LGBTIQ+ también son víctimas de agresiones físicas o de violencia contra las oficinas de sus organizaciones. Raras veces consiguen justicia, debido a la falta de investigaciones y enjuiciamientos. La OMCT ha denunciado la tendencia del gobierno a reducir el espacio para las actividades de las organizaciones no gubernamentales, incluidas las que trabajan sobre los derechos de las mujeres o LGBTIQ+.