Egipto
12.10.22

Mohamed El-Baqer, defensor de las personas indefensas, encarcelado con acusaciones falsas

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Mohamed El-Baqer no ve la luz del día desde hace meses. Durante los más de 1000 días que este comprometido abogado de derechos humanos y fundador del Centro Adalah por los Derechos y Libertades estuvo detenido en la infame prisión de máxima seguridad Tora 2, en Egipto, pasó sus días confinado en una celda de hormigón. No se le permitió tener colchón, reloj, radio ni materiales de lectura. No había espejo, por lo que no podía ver cómo ha palidecido su piel por falta de luz natural. Así es la vida de Mohamed desde que lo detuvieron de manera arbitraria hace casi tres años.

El 2 de octubre de 2022, El-Baqer fue trasladado a la prisión Badr 1, en el marco del plan egipcio de reconversión de activos estatales, incluidas las prisiones, para la inversión en tierras. Y mientras las autoridades van cerrando varios pabellones del complejo penitenciario de Tora para engrosar las arcas del Estado, nadie ha contado a miles de detenidos cuál será su destino. Hoy, las nuevas condiciones de detención de El-Baqer en la prisión Badr 1 siguen siendo un preocupante interrogante.

Detención y privación de libertad

El domingo, 29 de septiembre de 2019 Mohamed acudió, como muchas otras veces, a la Oficina del Fiscal Superior de Seguridad del Estado en El Cairo. Habían detenido a su amigo Alaa Abdel Fattah, bloguero y activista, y Mohamed acudió en su ayuda. Llegó a las oficinas con su habitual atuendo de abogado: traje oscuro, camisa y corbata. Muchas cosas le rondaban la cabeza; tenía problemas familiares: su padre estaba gravemente enfermo y todos los días pasaba horas en el hospital haciéndole compañía, consolándole cuando podía y trabajando en el portátil mientras su padre dormía.

Ese domingo de septiembre, en la Oficina del Fiscal Superior de Seguridad del Estado, mientras se preparaba para ayudar a su amigo, Mohamed entró en una sala de audiencias silenciosa en la que fue amablemente informado de que también a él se lo investigaría en el marco del mismo caso que a Alaa Abdel Fattah. Algunas de las acusaciones eran las mismas que las de su amigo: difusión de noticias falsas y uso indebido de las redes sociales. Sin embargo, contra Mohamed también se emitió un auto formal de procesamiento por adhesión y fundación de grupo terrorista. Después del interrogatorio fue trasladado al centro penitenciario.

Este fue el inicio del encarcelamiento de Mohamed El-Baqer.

Se calcula que actualmente hay más de 80 juristas encarcelados en Egipto, entre ellos Mohamed, un amante de los gatos que, junto con su esposa, rescataba gatos callejeros. Los antiguos compañeros de Mohamed recuerdan las reuniones en cafeterías de El Cairo en las que este abogado firme con una mente privilegiada para las cuestiones jurídicas daba de comer a los gatos callejeros que se arremolinaban a sus pies. Es posible que cuando acudió a la Oficina del Fiscal Superior de Seguridad del Estado aquel domingo de 2019, su último día en libertad, se dijese a sí mismo que compartía la legendaria particularidad de los felinos. Pero los defensores de derechos humanos no tienen siete vidas, sino una, y, hasta su detención, Mohamed empleó la suya en defender el Estado de derecho.

Egipto dividido

En Egipto, la enorme polarización ha hecho que a menudo los abogados también se posicionen. Mohamed no lo hizo: representaba a todas las personas, independientemente de su ideología, su entorno o sus creencias.

En los años posteriores a la Primavera Árabe, el levantamiento contra el presidente autoritario de Egipto Hosni Mubarak, prestó apoyo jurídico a numerosos civiles juzgados en tribunales militares. Denunció violaciones de derechos humanos que tenían lugar en el sistema de justicia penal y defendió los derechos de los y las estudiantes, así como el derecho a un juicio justo también para las personas refugiadas, migrantes, desplazadas y víctimas de tortura. Sin embargo, a pesar de los sucesivos cambios de los gobiernos más (o menos) antidemocráticos, Mohamed nunca se alejó de una creencia inamovible: en sociedades propensas a la violencia, solo la ley (y su cumplimiento) puede corregir los errores.

Ahora esta creencia se ha usado (erróneamente) en su contra. El 20 de diciembre de 2021, después de más de dos años privado de libertad y de un juicio plagado de irregularidades, Mohamed fue condenado a otros cuatro años de cárcel. Esta sentencia firme la emitió un funcionario cuando ni el acusado ni el juez estaban presentes en el juzgado. No obstante, Mohamed podría enfrentarse a una condena incluso mayor si es enjuiciado y condenado en otro caso vinculado. Asimismo, se ha añadido su nombre a la “lista de alerta terrorista” de Egipto, lo que significa que, si queda en libertad, se le prohibirá viajar, realizar una labor cívica y podría quedar inhabilitado para ejercer como abogado en Egipto.

Reconocimiento profesional internacional

La ONU, la UE y numerosas ONG han solicitado la puesta en libertad de Mohamed, pero Egipto ha hecho oídos sordos. Sin embargo, se ha reconocido su labor, por ejemplo recientemente el Consejo de la Abogacía Europea le ha galardonado con su prestigioso Premio de Derechos Humanos por “honrar la profesión jurídica defendiendo los máximos valores de conducta profesional y personal”.

En la prisión de máxima seguridad Tora 2, los días pasaban muy lentos. Al inicio del periodo de privación de libertad, a Mohamed le vendaban los ojos y lo golpeaban y se le sometió a muchas privaciones físicas. En la pequeña celda que compartía con otras tres personas, las temperaturas superaban los 40 grados en verano y eran gélidas en invierno, pero a Mohamed no le permitían tener ropa de abrigo. Además, la falta de ejercicio mientras estuvo detenido en la prisión de máxima seguridad Tora 2 ha afectado a sus articulaciones. Sin embargo, lo más duro son las repercusiones emocionales y psicológicas de la privación de libertad. Ha tenido que lidiar con el intento de suicidio de uno de sus compañeros de celda, y no le dieron permiso para visitar a su padre y despedirse de él antes de que falleciera.

Mohamed se toma sus experiencias con filosofía:

Vivir injusticias es doloroso, no se lo desearía a nadie”, les ha dicho a sus abogados.

Es posible que tenga experiencia por lo que he oído contar a las víctimas, en cuyas caras se podía ver el dolor. Ahora, por primera vez, yo soy la víctima en lugar del defensor de derechos humanos que tiene el deber de prestar asistencia”.

Hasta septiembre de 2022, solo permitían a Mohamed recibir una visita familiar de 20 minutos al mes en la prisión de máxima seguridad de Tora 2. Y mientras que las autoridades no han facilitado ninguna información sobre las nuevas condiciones de detención en la prisión Badr 1, su familia, sus compañeros y sus amigos aún no entienden por qué se está tratando a un respetado jurista como si fuese un delincuente.

¿Lo entiende usted?

¡Únete a nuestro llamado por la liberación de Mohamed El-Baqer!

Versión en árabe disponible aquí