Informe anual 2020
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Niñas y niños

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menores puestos en libertad en Togo y Filipinas

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ejecuciones extrajudiciales de niños y niñas en Filipinas


La pandemia de COVID-19 de 2020 tuvo unas repercusiones considerables en las niñas y los niños privados de libertad. Los menores privados de libertad en lugares saturados sufren más riesgo de contagio y tienen poco contacto con sus familias. En muchos países se impidió desde el inicio de la pandemia que las organizaciones no gubernamentales y otros mecanismos de monitoreo accediesen a las prisiones, privando a los menores de todo contacto con el mundo exterior e impidiendo que hubiese una supervisión independiente de la situación. Esto provocó más conculcaciones de derechos, con casos de tortura y malos tratos, entre otros.

En algunos países, como Filipinas, se sometió a menores a tortura y malos tratos por incumplir presuntamente las restricciones vinculadas a la pandemia. Como castigo, se encerró a niños y niñas en jaulas para perros o en ataúdes. La OMCT y su socio en Filipinas denunciaron la situación.

Además, la OMCT y sus socios trabajaron con las autoridades en distintos lugares del mundo y lograron que se pusiese en libertad a algunos de los niños. En junio de 2020, CACIT, miembro de la red en Togo, consiguió que se liberase a 17 menores privados de libertad en un centro de detención para niños y niñas; de igual manera, en Filipinas se liberó a 30 menores gracias a la incidencia de CLRDC, socio de la OMCT.

Sin embargo, las graves violaciones de los derechos de la infancia no son una particularidad del periodo de pandemia. En 2020, la OMCT publicó un informe sobre los 122 menores muertos a manos de las fuerzas del orden en Filipinas desde que el gobierno declarase la guerra a las drogas en 2016. El informe documenta cómo estos niños y niñas fueron blanco directo de las autoridades y cómo se los asesinó a balazos o se los torturó hasta que murieron en la cárcel, donde estaban falsamente acusados de delitos vinculados a las drogas.


Paul, asesinado en una operación policial en Filipinas

En la noche del 25 de julio de 2017, Paul*, de 16 años, dormía con su novia embarazada cando entraron en su casa dos hombres y le dieron una paliza. Sus padres, que estaban durmiendo en el piso de arriba, oyen a Paul gritar y suplicar por su vida. Después oyeron tres disparos. La novia de Paul vio a los hombres disparar a Paul en la boca, la cabeza y el cuerpo. Unos minutos antes de que esto sucediese, un testigo había visto a los dos hombres quitarse sendos uniformes policiales y vestirse con ropa de paisano.

Un mes después, los padres de Paul recibieron un informe policial que afirmaba que los culpables del asesinato habían sido “hombres sin identificar”. Para las autoridades, el caso estaba cerrado, y los padres de Paul no recurrieron a la vía judicial por miedo a represalias.

*Nombre ficticio


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